Chloé მ ʂωεεէ ղἶցհէომɾε Delucci

Nαcídα єn lívєrpσσl, hαcє 27 αñσs, єscαpó dє su cαsα α lσs 17 αñσs єn вuscα dє lσ quє єn su cαsα fαltαвα. su fαmílíα cσnvєncíσnαl, cσnsєrvαdσrα, dє вuєnσs vαlσrєs ч príncípíσs, nσ cσncєвíαn єl cσmσ mαquínαвα su mєntє. dєsdє pєquєñα dísfrutαвα dє un єхtrαñσ єntrєtєnímíєntσ: gσrє. pσr lσ quє, α єscσndídαs íвα α lσs cαllєjσnєs α αprєndєr un pσcσ dє lσ quє rєαlmєntє lα crσαcα significaba. cσmσ єrα dє єspєrαrsє, un sujєtσ íntєntσ αвusαr dє єllα pєrσ fuє єntσncєs, α sus єscαsσs 9 αñσs quє dєjσ єn clαrσ quє nσ єхístє єnєmígσ pєquєñσ. αctuαcíón, fíngír quє lє hαríα un єхcєlєntє σrαl, ч sєgundσs dєspuєs su вσcα єstαвα єnsαngrєntαdα dє lα mσrdídα quє lє hαвíα prσpícíαdσ, lє αrrαncó pαrtє dє lα píєl ч єn su mírαdα, αntє lσ hєchσ nσ єхístíα tєmσr, αl cσntrαríσ, αquєl grítσ dєsgαrrαdσr lє hαвíα hєchσ sєntírsє pσdєrσsα, pσr lσ quє sє lєvαntó dє su lugαr cσn cíєrtα fríαldαd dícíєndσlє- mч plєαsurє sír. єl hσmвrє íntєntó sαcαr su αrmα pєrσ єllα чα sє hαвíα єscαвullídσ dє αllí, cσrríσ cσn tσdαs sus fuєrzαs íntєntαndσ huír dє lα muєrtє ч єntσncєs tσpó cσn unα pαrєd humαnα: un єlєgαntє, rєfínαdσ, вurguєs. єrα jσvєn, αtrαctívσ, α pєsαr dє sєr unα níñα, su gustσ pσr αquєl hσmвrє fuє єvídєntє, su nєrvíσsísmσ lα dєlαtαвα ч єl hσmвrє, αl vєr sus díєntєs єnsαngrєntαdσs, prєσcupαdσ pσr єllα lє σfrєcíó αtєndєrlα єn su mαnsíón prímєrα lєccíón dє vídα:
jαmás cσnfíєs єn lα вσndαd dє un вurguєs, єstαn más pσdrídσs quє lα crσαcα cαllєjєrα. sσвrα dєcír lσ quє sucєdíó αquєllα tαrdє pєrσ αpєsαr dє αquєllα vívєncíα, єllα nσ dєjαвα dє tσpαrsєlσ pєríσdícαmєntє, α vєcєs sєntíα quє él lα αcσsαвα ч αunquє muchαs vєcєs trαtó dє rєsístírsє, pαtєαrlσ, mσrdєrlσ, sєr lσ sufícíєntєmєntє pσdєrσsα cσmσ cσn αquєl sєr αsquєrσsσ, cσn él nσ pσdíα nєgαrsє, tєrmínαвα hαcíєndσ síєmprє lσ quє él σrdєnαвα. dєspuєs dє cαdα αctσ, cσn єl tíєmpσ, cσmєnzαrón lαs cσnvєrsαcíσnєs ч fuє єntσncєs cuαndσ

єl sє σfrєcíó α єnsєñαrlє ч mαndαrlα α unα єscuєlα єspєcíαlízαdα pαrα cσnvєrtírlα єn unα mαquínα αsєsínα. tσdσ pαrєcíα tαn ílσgícσ ч cσntrαdíctσríσ α lα vєz ¿qué αquєl hσmвrє nσ sαвíα quє tσdσ tαrdє σ tєmprαnσ sє pαgα? ч αsí fuє, єl díα quє єstαвα pσr єscαpαr dє su cαsα, sólσ llєvαвα su pαsαpσrtє nσ dєjó unα nσtα, nαdα lα uníα sєntímєntαlmєntє cσn αquєllα fαmílíα, pαrα єllα, su mundσ ч єl suчσ єrαn tσtαlmєntє єхtrαñσs, dístíntσs ч mєzquínσs. єntσncєs αllí єstαвαn αmвσs, él єstαвα єn єl єхtαsís dє su cuєrpσ, lα вєsαвα ч pєnєtrαвα cσmσ dєmєntє, míєntrαs quє єllα dαвα lσ mєjσr dє sí, єrα cσmσ єl ultímσ dєsєσ dє un dєsαucíαdσ. justσ єn єl ínstαntє quє єstαвα pσr cσrrєrsє dєntrσ dє єllα, єllα dєscєndíó su rσstrσ ч susurró cσn cíєrtα sєnsuαlídαd- fuístє mí dulcє αdíccíón, mí vєnєnσ pєrσ cσmσ tαl, tє cσrrσєrás pσr tus αctσs, cαríñσ вurguєs. fuєrσn ínstαntєs cuαndσ unα αgujα єnvєnєdαdα pєntєrαвα єn su vєnα, αquєllα αccíón prσvσcó quє tσdσ su cuєrpσ sє tєnsαrá, su sαngrє sє cσαвulαвα sє quító dє sσвrє él ч fuє α lα rєgαdєrα α dαrsє un вαñσ вrєvє. αl rєgrєsαr, suspíró cσn pєsαdєz, єstαвα єstαtícσ, dєslízó su mαnσ dєsdє su píєrnα, rσzαndσ su muslσ, lα σríllα dє su míєmвrσ, su αвdσmєn, su pєctσrαl, ч єntσncєs quító lα αgujα dє su cuєllσ, prσvσcαndσ quє lα sαngrє вrσtαrá cσmσ cαscαdα dє su cuєrpσ, αвαndσnαndσlє. sє gíró ч jαmás vσltєó αtrás. tσmó dínєrσ, jσчαs, pαpєlєs ímpσrtαntєs, lσ ultímó lσ quєmαríα, quєríα вσrrαr su nσmвrє mσmєntαnєαmєntє dєl σjσ puвlícσ, αunquє sαвíα quє єrα cuєstíón dє hσrαs pαrα quє trαtαrán dє ínvєstígαr lσ sucєdídσ.
pσr lσ mísmσ, єsα nσchє, nαvєgαndσ pσr íntєrnєt dєcídíó dαr un gírσ α su vídα. dєcídíó єstudíαr crímínσlσgíα αllí lє cσnσcíó, quíєn αl αñσ dє cσnσcєrlє lє prσpσndríα mαtrímσníσ. єrα єl hσmвrє pєrfєctσ, un ínglєs dє σjσ αzul cσmσ єl cíєlσ, cαвєllσ cαstαñσ σscurσ, lαвíσs dєlgαdσs, rσsαdσs, un αrσmα єlєgαntє α mαdєrαs ч cαnєlα, síєmprє vєstíα dє trαjє. α su lαdσ, pσr prímєrα vєz sєntíα quє nσ dєвíα dєfєndєrsє, quє єrα nαturαl sєr єllα lα dєвíl, lα dαmísєlα єn αpurσs. tuvíєrσn unα вєllα вσdα frєntє α αl вíg вєn. hαstα єl díα dє hσч, αquєllαs fσtσs lαs cσnsєrvα αún cuαndσ lαs lαgrímαs mαnchαrσn pαrtє dє lαs tσmαs. αmвσs trαвαjαn єn lα íntєrpσl cuαndσ lα muєrtє lє αrrαncó dє su lαdσ α su єspσsσ, єllα єspєrαвα su prímєr híjσ ч cσn αquєllα trαgєdíα, lє dєjσ mσrír pєrσ єl dєstínσ tєníα αún cσsαs pαrα єllα, pσr lσ quє, nσ lα pєrmítíó dєjαrsє mσrír ч lα hízó єntєndєr, su pαpєl єn єstα vídα: vєngαnzα. pσr lσ mísmσ, єs unα αgєntє єncuвíєrtσ, tíєnє trαtσs cσn tσdα clαsє dє mαlєαntєs, αltσs funcíσnαríσs ч hσmвrєs dє nєgσcíσs, єs unα mujєr cσrruptα

No se puede ser un personaje que lleva una vida secreta con exito, si no se manipula aveces.

Chloé The Continental Delucci

Debido a los sucesos de estos últimos días, algunos de ustedes —mencionó el hombre de traje sastre mirando a la agente Chloé por unos momentos—serán reubicados. Los necesitamos en esas áreas, tienen unos minutos para prepararse. Pueden retirarse… —al terminar la reunión, cada uno iba recibiendo una maleta, una camioneta ya les esperaba fuera del edificio. Al quedar a solas, Chloé se levantó de su asiento y fue hacia él mostrándole la ubicación —¿Seúl, es en serio? Pude haber ido a Roma, lo sabes… A veces creo que sólo lo haces para que te odie más ¿tan rápido querías deshacerte de mí? —preguntó ella mirándole con cierta rabia, esperando una justificación de su parte. El hombre tan sólo se cruzó de brazos bajando su vista a su escote, inhaló el aroma a maderas de su cuello y le susurró —Estas muy sensible… las cosas no son así ¿No te has enterado de cómo se está desmoronando el país? —retrocedió un par de centímetros para ver su rostro. Deslizó sus pulgares sobre su tersa mejilla —Voy a extrañar tu acento tan marcado… pero no podemos evitarlo, así tienen que ser las cosas. Tú lo sabes de sobra —exhaló pesado volviendo a su rígida pose —Tiempo atrás te lo pedí… te propuse escaparnos juntos, ahora es muy tarde. Eres una de las agentes más destacadas, te necesitan, yo te necesito al frente de la misión. —ella hizo un gesto de desagrado al escucharle, era una de las cosas que más odiaba de él, que le reprochara de un modo tan sutil, tanto que casi no podía mandarlo al carajo, porque iría con él de su mano.

—No importa ya, me voy… cuídate Andrew y si logras sobrevivir este año, búscame en Tokio para los juegos olímpicos… —bromeó. No tenía ni siquiera pensado asistir. Dio media vuelta para retirarse y al avanzar un par de pasos, Andrew la retuvo de la cintura girándole, atrayéndole a su cuerpo, deslizó su mano libre por su silueta hasta sostener su mentón, acariciando lentamente sus labios entre los suyos, degustándolos como a un fruto prohibido. Había algo en la morena que volvía loco al rubio. Le desgastó los labios por un par de minutos tratando de absorber su alma de ser posible pero entonces, su celular sonó. Tuvo que interrumpir su beso y al tratar de responder, una bomba colapsó el lobby del edificio. —¡Andrew! —exclamó Chloé. Tomó la maleta y de la mano de él, se escabulleron por las escaleras de incendios hasta el helipuerto. Al llegar y despegar, miraban como una gran muchedumbre quemaba todo a su paso.

—¡Es una puta locura!
—Son unos imbéciles, eso es lo que son… —agregó Andrew encolerizado. Minutos después, aterrizaban donde un jet privado ya esperaba a Chloé.
—Ven conmigo, no tiene sentido que te quedes aquí tampoco. —insistió Chloé tratando de jalarle del brazo pero esta vez, Andrew no accedió.
—Tú tienes está misión, yo tengo otra, ya lo sabes. —le respondió sereno dando un corto beso al sujetarle de las mejillas —Todo saldrá bien, como en los últimos tres años… —Chloé se miró en el reflejo cristalino de su mirada, quería creerle pero del año pasado a la fecha, todo iba en constante cambio y sabía sería peor.

Once horas más tarde

Un hombre de traje esperaba con un pequeño cartel “Kogarashi Harasawa” decía. Ella se acercó e hizo una breve venia. Momentos después, miraba por la ventana el sin fin de luces neón que decoraban la ciudad esa madrugada. El automóvil fue reduciendo su velocidad frente a una construcción sin terminar, una enorme estrella neón atravesaba todas sus divisiones. El hombre le abrió la puerta y bajó su maleta, le guió al interior de la construcción, por fuera parecía deshabitado pero al interior cobraba vida. Atravesaron el lobby hasta un elevador, en el cuál, conforme avanzaran se abrirían y cerrarían las puertas cada cinco minutos dejando atrás personajes muy peculiares. En el primer piso había un gran banquete, la gente comía y bebía entre risas y carcajadas. Comían sin descanso, en momentos era grotesco, parecían barril sin fondo. En el segundo piso, había gente fumando en un bar de oxígeno, perdidos en sus pensamientos. En el tercer piso, un casino con toda clase de juegos de azar. En el cuarto piso un un desfile de modas un tanto peculiar, una temática de canibalismo al parecer. En el quinto piso, una joven entraba a servir bebidas a una mesa de hombres y entonces la puerta se cerró abruptamente. En el sexto piso, gente peleaba entre sí mientras otros los incentivaban e incluso entregaban sillas y mancuernillas para que se destrozaran. En el séptimo piso, una sinfonía de acuosos sonidos, parecía haber una orgía. Por un momento se tentó a entrar en dicho salón pero no, debía ir a la cúspide.

De pronto, todo estaba oscuro, alumbrándose sólo las puertas a los costados de colores rosa, morado, azul y rojo. —La puerta que usted… —Lo sé, ya he estado en otros… —respondió Chloé mientras avanzaba lentamente notando los letreros por encima de estos, en su caso, debía entrar a la penúltima puerta, allí se encontraría la gente con la que necesitaba interactuar. Al pararse frente a está, el hombre le colocó algo detrás del cuello y sus ojos se cerraron.

“Y aquellas enormes puertas de cristal se abrieron frente a mí, como por arte de magia, el amplio recibidor, las deslumbrantes luces, el murmullo constante y, al final, una única y familiar voz. —Bienvenida a The Continental, señorita Harasawa. “

Una breve sonrisa apareció en su rostro. —Gracias, necesito hacer una llamada con urgencia. —respondió ella mientras se estiraba. —Claro, sígame por favor —respondió la mujer que la guiaba a otro elevador. Aquí sólo había un piso, las habitaciones se dividían 10 a su derecha, 10 a su izquierda, la suya estaba a la izquierda, era la última 020. Abrió con una tarjeta y le entregó esta. La guió al teléfono y preguntó por la lada, ella le comentó que no necesitaba ayuda en eso, que podía retirarse. Al quedar sola, inmediatamente trató de contactarse con Andrew pero la línea marcaba error. Trató de contactarlo por varios minutos cuando recordó a un amigo en común, al llamarlo preguntó por la situación en la ciudad, su amigo preocupado le dijo que se iría a otro país hasta que las cosas se calmaran, que minutos antes tuvo un altercado con un hombre que intentó robarle el automóvil. Se había transformado en una selva. Entonces, Chloé le preguntó por Andrew a lo que él pasó saliva y trató de cambiarle de tema pero Chloé insistió a lo que él respondió— Lo siento Chloé, su avión tuvo un accidente y… —ella colgó de inmediato. No quiso escucharlo. Se dirigió a la puerta de cristal que daba a la enorme piscina entre las habitaciones. El sol aparecía entre sus aguas. Una breve lágrima descendió por su mejilla y bajó la mirada. —Estúpido… —sólo susurró para sí y cerró la cortina, ese no sería su día.

Chloé Distopia Delucci

Eso sucedió con Chloé ¿Cómo llegó a ese punto de su existencia? En una de las misiones que le fue encomendada, tenía que atrapar a un grupo de lunaticos que planeaba crear una ciudad utopica, pero era bien sabido lo sucedido en la segunda guerra mundial y automaticamente fueron tachados de comunistas, por lo que la Interpol, le encargó dadas sus habilidades, interceptarles y exterminarlos, no habría carcel para ellos, sólo la muerte. Aceptando su misión, Chloé se dedido a ganarse su confianza pero esta se perdió en un segundo al descubrir su verdadera identidad. Fue encerrada en un laboratorio secreto que tenían en lo alto de un edificio, este se alimentaba de energía extraña, su alrededor le producía cierto escalofrío, habían tubos con seres dentro de ellos como si fueran estatuas, algunos tenían rasgos animales, otros parecían simples humanos pero sus ojos, cambiaban de color ante las ordenes que iban programando en ellos pensaba con cierto terror en la mirada. Chloé estaba acostumbrada a salirse con la suya, su mente era criminal pero en ese instante se sintió perdida, no sabía como reaccionar, había visto tantas cosas pero nada como lo que se presentaba ante sus ojos. Los hombres hablaban en coreano, otras veces en japones, ella no entendía gran cosa más que lo clave que era señal de peligro, tratando de safarse, agitó sus manos tratando de aflojar aquel lazo de sus muñecas, uno de los hombres al ver su acción la abofeteó volteando su rostro a su izquieda mientras su cabello le cubrió la cara por el impulso, le rompió la boca, su sangre como proyectil manchó el piso pulcro y encerado, soltó un bufido con burla, no existía nada que le herviera más la sangre que aquella acción, regresó su vista a él y se relamió la sangre de los labios, con furia estiró su pierna pegandole en la entrepierna, se impulsó al frente y dió contra su cabeza sin importarle lastimarse. Alarmados, uno de ellos le disparó un tranquilizante, aquel sedante instantaneamente la hizo detenerse, mientras sus pupilas se dilataron.

—¡No!… -exclamó con la voz temblorosa y de pronto su mundo se desvaneció ante sus ojos.

-Trascurrió un siglo entero XXII. Era el momento, los hombres quienes con ciertos quimicos habían trascurrido el tiempo pese a todo pronostico negativo, ahora como en cuentos de sombras, hacían que otros seres exhalaran su primer aliento en un siglo, entre ellos Chloé. Al abrir los ojos su primera imagen fue sangre, personas gritando, se incorporó de la cama donde estaba desnuda. Al verle, uno de los hombres se acercó susurrando a su oido.-
—Sí… Esta eres tú, una asesina, ese es tu misión, de ahora en adelante, me perteneces y ejecutaras todo aquello que yo ordene, eres mía. -mencionó el hombre con una sonrisa ladina mientras le aferraba de la cintura a su cuerpo, ella le miró con cierta extrañeza, todo era confuso, era como si fuera un bebé despertando por primera vez. El hombre acarició su tersa mejilla y rozó sus labios chupandoselos con pasión, el corazón de ella se estrujó sin entender gran cosa pero no podía hacer nada, al menos no cuando no entendía su entorno. Sus ojos se humedecieron y el hombre se detuvó.-
—No, aún no es el momento… si te tuviera entre mis piernas, tendría que ser dulce y no… quiero una gata en celo en mi cama, no una menor primeriza -dijo con cierto sarcasmo y se llevó consigo el aroma de sus cabellos dejandole sola en aquella fría habitación, su cuerpo temblaba y de pronto, varios hombres de bata blanca entraron para preparar su mente, para convertirla en algo más peligroso de lo que en un pasado fue. La lider de la mafia Bloody Roses.

Poemas

 

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